Lu Toledo
Quiero contarte algunos síntomas de la falta de perdón: Buscar lo peor de la gente y recordárselo en cada oportunidad, no disfrutar de los buenos momentos, sentir mucha mucha amargura, sentirte superior a los demás, sentirte solo, ser autosuficiente. Si tenés dos o más síntomas, es posible que estés cursando con un cuadro de falta de perdón.
Esta era mi historia, hasta que un día me di cuenta de que no podía más, no podía avanzar hacia adelante porque seguía cargando con situaciones no perdonadas, decidí dejar a Dios entrar en ese rincón oscuro que no quería que nadie viera, decidí soltar PERDÓN aunque no me pareciera justo, aunque no se lo merecieran, aunque sin querer volvieran a hacer las mismas cosas que me habían lastimado… Solté PERDON intencionalmente. No puedo explicarte la felicidad y la paz que nació adentro de mí cuando confesé mis heridas a Dios, me hizo saber que la vida se disfruta mucho más cuando andás liviano, aunque tengas que perdonar todos los días, y a veces sea elevado el costo que haya que pagar.
Hoy quiero pedirte perdón si te ofendí, si te lastime o no cumplí con lo que esperabas de mí, quiero pedirte perdón en nombre de los que nunca se acercaron a decírtelo, si estuviste pasando situaciones difíciles y nadie se dio cuenta, tengo infinitas razones para pedirte perdón y muchas justificaciones para que no lo hagas, pero solo quiero decirte que así como sólo vos sabes lo que tenés que perdonar, sólo vos SOS el responsable de vivir en libertad o de seguir viviendo esclavizado.
“Mientras callé, mis huesos envejecieron, pues todo el dia me quejaba. Te confesé mi pecado; no oculte mi maldad. Me dije: Confesaré al Señor mi rebeldía, y tú perdonaste la maldad de mi pecado”
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