Agus Flores
La comparación fue esa espiga que tuve en el ojo y no me dejaba ver bien, me desenfocaba, me lastimaba y me traía miles de inseguridades. Necesitaba de la aprobación de la gente.
Todo lo que hacía era cuestionado en mi mente por un “el de tal está mejor”, realmente no confiaba en mí, me autosaboteaba. Y mi aspecto no estaba muy lejos de eso, porque como dice la Biblia; “Así como el rostro se refleja en el agua, el corazón refleja a la persona tal como es”. Proverbios 27:19
En mi corazón estaba el miedo a fallar, a equivocarme, el miedo al rechazo de parte de los demás. No me sentía bien conmigo misma, nada me conformaba. Estos sentimientos me determinaban, porque me paralizaban y no me permitían avanzar. Estas eran como barreras que no me permitían tener relaciones sanas ni amar a la gente con libertad.
Durante mucho tiempo, estuve mirándome en ese espejo. En el espejo que juzga, en el que no agradece. Hasta que tuve mi encuentro personal con el que es detallista por excelencia y me dijo que fui creada a su imagen y semejanza, que incluso antes de estar en el vientre de mi madre, Él ya había pensado en mí.
Y decidí creer lo que me decía, y empezar a vivir de esa manera. Y es una decisión de todos los días, es un proceso que todavía estoy transitando.
Mirarse en el espejo correcto significa para mi mirarme en Dios.
Cuando lo hago, me veo con gracia, me acepto y me amo.
Mirarse en el espejo correcto implica reemplazar la mentira por la verdad; reemplazar las palabras negativas, que nos limitan, por las promesas de Dios.
Mirarse en el espejo correcto significa menguar para que crezca Dios en vos.
Comments