Por Víctor Toledo.
El día 1 de Junio me levanto y comienza mi mañana de Home Office. Como un día especial, me afeito y perfumo, sabiendo que Dios iba a hacer algo en mi trabajo. A las 8.30 de la mañana enciendo mi compu para iniciar mis operaciones y recibo vía Skype un mensaje de mi Gerente Regional de Colombia (tengan en cuenta que tenemos una diferencia horaria de 2 horas, o sea que en Colombia eran las 6.30 de la mañana). Como tengo una buena relación, le hago un chiste diciendo que si se había caído de la cama, a lo cual me responde que me escribía tan temprano porque le tocaba darme una muy mala noticia; la compañía en la que trabajé durante 9 años, me había despedido.
Debo confesar que ese día fue muy triste para mí. Me gustaba mucho mi trabajo, y tengo una excelente relación con mis compañeros.
A pesar de la situación tan difícil que nos tocaba vivir, tenía paz. Como familia estábamos tranquilos, confiando en que Dios se mantiene fiel siempre.
Luego de estar 10 días desempleado, pagando cuentas y dibujando con la liquidación, sin saber qué iba a pasar, recibo un llamado.
Una empresa de Bs As se contacta conmigo. Dicen que se enteraron por un cliente que me habían despedido, y como siempre me había dedicado a la parte comercial, me querían en su equipo.
Fueron 2 semanas de negociaciones y pudimos concretar. El dia 22-06 comencé este nuevo proyecto.
Quiero compartirte esto hoy, porque no importa cuál sea tu situación, si te quedaste sin trabajo o bien lo tenés pero con el sueldo reducido; quiero decirte que Dios lo ve todo y Su Palabra dice “que no ha visto a un justo desamparado y su herencia mendigando pan” y mi famila y yo le creemos.
Así cómo Dios lo hizo en mi vida, lo va a hacer en tu vida también.
Joven fui, y he envejecido,
Y no he visto justo desamparado,
Ni su descendencia que mendigue pan. Salmos 37:25
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